El prosumer (consumidor – productor) se caracteriza por su capacidad de producir información sobre la experiencia de los productos o servicios que adquiere, al mismo tiempo que ejerce un gran poder en el resto de la comunidad gracias al apogeo de la tecnología y el paso a la web 2.0.

Son estos usuarios los que dictan cómo deben ser los productos o servicios que después adquirirán, valorándolos, recomendándolos y realizando reclamaciones oportunas para mejorarlos. Los prosumers se interesan de tal forma, como si formarán parte de la creación del producto en sí.

Ya sabemos cómo influyen las recomendaciones en los procesos de compra, partiendo de ahí, debemos cuidar con especial atención a este nuevo tipo de consumidor. Hoy en día, los usuarios visitan las redes sociales para informarse de los productos que desean, así como foros, o cualquier página web, buscando opiniones, donde puedan obtener información que les ayude en su toma de decisión.

El prosumer que emite este tipo de información es tan valioso por que los consumidores valoran más las opiniones ajenas a nuestra empresa, que la información que nosotros podamos ofrecerles. No se deben confundir con los influencers, pues el prosumer es totalmente ajeno a la empresa, actúa sin pedir nada a cambio, más que ser escuchado, atendido y que seamos capaces de valorar su opinión para mejorar nuestra cartera de productos y así ofrecerles lo que demandan.

El papel que juega el social media es fundamental, debido a la comunicación en múltiples direcciones: vendedor- cliente, cliente- vendedor, cliente- cliente. Las redes sociales permiten a los usuarios o clientes el acceso directo a las empresas o marcas, y nos posibilita para conocer lo que demandan y así darles el mejor servicio posible.

Si conseguimos atraer a un gran número de prosumers a nuestro negocio, estos se convertirán en nuestra mayor fuerza de promoción, convirtiéndose en evangelizadores de nuestra marca. De esta forma, obtendremos de manera gratuita notoriedad y veremos cómo aumentarán nuestras ventas.

Este tipo de consumidor se ha convertido en líderes de opinión que pueden favorecer a nuestra imagen de marca, pero también dañarla gravemente. Puesto que lo mismo que realizan opiniones que nos benefician, si se les ignoran, pueden ir en contra de nuestra marca difundiendo su malestar. Debemos incentivar la participación de los clientes con nuestra organización, hacerles sentir parte de nosotros, creando un vínculo positivo. Moraleja: cuida a tu cliente y se convertirá en tu mejor fuerza de venta.